Cinco poemas de Violeta Serrano, Lola Domínguez Sabater, María (Luz) Solá, Irati Iturritza Errea y Ainhoa Navarro Kühn. 

Selección de Luna Miguel






Violeta Serrano (Madrid, 1992)


Despertar con vida

Si me levanto
no es por nada.
Sólo lo hago porque
cada vez que trato de
buscar una justificación positiva
que motive mis actos rutinarios
una legión de razones negativas me
asalta. He elegido desnudarme
de razones. De ahora en adelante
desayunar será un acto en sí mismo
completo. No lo haré para no morir,
ni tampoco porque me guste
el sabor del chocolate. Ni porque
mi vida sea un desafío a lo establecido.
Nadie pide permiso para existir. Aunque
algunos deberían pedir perdón por hacerlo.
No sé si quiero una vida más fácil,
todo esto empezó porque me desperté
y quise levantarme de la cama y punto.
Sin meterme con nadie.

Hoy buscaré una flor y la pondré
en mi pelo,
y será suficiente belleza para todo un día.



Violeta Serrano (Madrid, 1992) es una poeta transfemenina inédita. Ha participado en diversos eventos poéticos, frecuentado las jams y colaborado con otres poetas de la escena madrileña desde hace unos 5 años. Tiene un estilo musical y rítmico influenciado por su carrera como baterista semiprofesional. Sincera, Violeta trata de compartir su experiencia vital como mujer trans en un mundo cambiante, violento y amable simultáneamente. Junto a la poeta Nares Montero seleccionó y tradujo a 12 poetas Norteamericanas trans femme para el ciclo de lecturas femeninas “La Habitación de las mujeres”. También fue entrevistada por la poeta Pilar Astray para Mundos Flotantes y su trabajo fue recogido por Luna Miguel para la revista online Playground junto a otras 5 poetas y activistas españolas trans. 



...


Lola Domínguez Sabater (Valladolid, 1994)


XII
querría escribir una oda, un poemario, una obra total
a los cuidados
una oda, un poemario, una obra total
enumerar las naranjas de carla
la hospitalidad de leïla
la presencia de flavia 
los ovillos de ana, la llama de teresa
la lealtad inquebrantable de pilar, su vulnerabilidad
querría no decir, cuando pienso en los hombres que he querido
la palabra violación
la palabra tortura
no haber desconfiado del agua clara de mi mente
los hombres que quise, me reeducaron en la violencia
la noche que me besó ese miserable
se me llenaron las venas
los órganos, los tejidos celulares, de fango 
espeso
con el cuchillo levantaba líquido negro
los ojos ahogados en una tristeza afilada
yo, que siempre había desconfiado, 
de los aquelarres y de las mujeres
si aquella noche de febrero no saqué la segunda pierna por la ventana
fue porque elegí ser radicalmente vulnerable
los gajos de las naranjas 
después del llanto en el suelo de la gare d’austerlitz
cascarilla, los rituales de raquel
hace cinco años me reeducaron en la violencia
un grupo de hombres fue testigo de las torturas 
violencia simbólica de la que se te agarra
no cerraron los ojos, se rieron de mi bilis amarilla
me reeducaron, a mí me que me asustaba el insulto
en la más pura violencia
y sí,
la sandía en el cráneo de mamá 
el primer desgarro
y sí,
la inutilidad de mamá
el segundo desgarro
yo solo quiero vivir todos mis siglos
en un eterno aquelarre 
hablar del impacto de la luna
leïla haciendo brujería en la cocina
carla cortando unos gajos en el plato de cristal.
aquella utopía es esta



Lola Domínguez Sabater (Valladolid, 1994). Graduada en Filología Hispánica y Francesa por la Universidad de Toulouse. Actualmente reside en París donde estudia en la École des Hautes Études en Sciences Sociales. Feminista visceral, le apasionan la literatura y el cine.


...

María (Luz) Solá (Buenos Aires, 1996)

“Sonata Nº 3 al Niño Blues”
Preocupado porque temes que el mundo no sea de tu talla,
y por ello sonríes insolente a la gente que no te gusta.
Si las calles supiesen las cosas que haces para complacer, 
decidirían darte una segunda oportunidad
ya que la magia siempre se esconde tras las esquinas
para no llamar mucho la atención.

Hablas muy despacio y cuando estás triste no sueltas lágrima.
Solo aprendes, y aprendes más, y aprendes mejor.
Y la gente corre de un lado a otro
mientras tú miras al frente.
Contemplas el mundo, aburrido
y dices "¿Me puedo ir ya?”

Tranquilo, chico azul.
Todos sabemos que el blanco no es tu color favorito,
y que tras esas lentes se esconde algo más humano.
Pero quién sabe: algunos nacen mirando al cielo
otros, con zapatos caros.
Tú naciste esperando a que alguien te diese las gracias,
llegaste dándole respuesta a una pregunta desconocida,
y es así como te comportas siempre,
y es así como te tratará la vida.

Y escribes por las calles mientras chocas con la gente
y te dicen "Chico, mira por dónde vas”,
y en la escuela te decían "Niño, presta atención”.
Pero nada de eso servía 
porque para una persona como tú,
nada es nunca lo mejor
nada es nunca suficiente
y nadie tiene motivos para no estar triste.
Por eso, cuando los demás se enamoran, 
aconsejas ; Ámalo,
tómalo
y déjalo ir.

Pero también tienes esa resaca de esperanza que nunca se marcha, 
y las páginas dobladas, 
y la mancha de vino que ella dejó entre tus sábanas.

Tú quieres crecer bajo tierra, 
alimentándote de raíces y separándote del sol,
como una luna negra invisible
que pensativa mira los raíles temblar.
Como el lunar perfecto en el cuerpo de un viajante radical.

Pero nunca olvides lo que te trajo hasta aquí, chico azul.
Nunca olvides el motivo de tu existencia,
de tu esencia, de tu estancia en un planeta vacío, 
que observas cuando puedes 
bajo tu ojo de cristal.


María (Luz) Solá (Buenos Aires, 1996) vive en España desde niña. Hija de actores pasa la mayoría de su infancia entre platós y camerinos. Se envuelve de ese mundo mágico que la rodea y crea sus propias enredaderas desde pequeña. Ya a la edad de 16 años decide que quiere estudiar cine, para poder escribir guiones. Amante de los libros y las películas empieza a explorar sus cualidades redactando para diferentes medios de comunicación (Le Cool Madrid & Barcelona, METAL Magazine y La Crítica NYC) a los 18 años. Así, cansada de escribir sobre los demás, esta adepta de Cortázar, Sabines y Benedetti decide escribir un poco sobre sí misma, reuniéndolo todo en su poemario “Esto será nada, como todo”.


...

Irati Iturritza Errea (Pamplona, 1997)

I

Hay en mí animales en bruto que se extinguen con cada explicación
Natalia Litvinova

Un día decido volver a nacer de mi boca. Una vez fuera, afirmo que yo no nací de ninguna boca, pero que a veces soy un pájaro que no logra ver sus alas y otras veces un perro que ladra a escondidas y dice ser un pájaro que no logra ver sus alas. Yo no nací de ninguna boca, pero sí es cierto que alguien se revuelve aquí dentro y trata de correr en todos los sentidos al mismo tiempo. Corre hasta que mi cuerpo decide romperse en mil pedazos. Voy pegando todas las piezas y paro cuando me doy cuenta de que un cuerpo no puede decidir romperse en mil pedazos. Vuelvo a correr en todos los sentidos obligándome a mantenerme unida. Mientras corro, oigo cómo alguien dice mi nombre, pero yo no me llamo y estoy formada por miles de manos. Las miles de manos miran las huellas que dejan mis dedos en la mesa de la cocina, siguiendo el compás de un piano que nadie toca. Pienso que no escribo un poema, sino una película de terror, pero luego lo niego: ni esto es una película de terror, ni un cuerpo puede decidir romperse en mil pedazos, ni yo nací de ninguna boca. Pero sí es cierto que hay en mí animales en bruto que se extinguen con cada explicación, y sí es cierto que a veces se atacan los unos a los otros.
Mientras ocurre la masacre, me siento en primera fila y observo. Hacia el final, mi oreja derecha, que también podría ser un ciervo llorando en mitad de la noche, se acerca y me recuerda que el ancla es un estado transitorio. Cuando todo termina, aplaudo.
Espero en la sala hasta que el espectáculo vuelve a comenzar.



Irati Iturritza Errea (Pamplona, 1997) no nació de ninguna boca, a pesar de dedicarse a gestar bocas y voces que la reinventan cada día. A veces es un niño que no recuerda por qué llora, otras veces sólo intenta gritar más alto. Brazos cortos (La bella Varsovia, 2017) es su primer libro. También ha participado en proyectos como la exposición de poesía ilustrada Contraespacios/Kontraespazioak, las antologías Orillas, Ultravioleta, Anónimos 2.3, DiVERSOS y A: mujer, lenguaje poesía; la colección de relatos Itzulerak: barne bidaiak; o los fanzines The Scribe y El ñu circense. Coordinó la selección de Los muchachos ebrios, antología de poesía jovencísima transoceánica publicada por La Tribu, y actualmente trabaja junto a Erik Rodríguez en un proyecto que aúna poesía y foto. De esta manera, trata de encontrar nuevos lenguajes para seguir nombrando la náusea, el miedo, la tierra. Le gusta leer, quejarse, escribir y hacer galletas. 


...


Ainhoa Navarro Kühn (Las Palmas de Gran Canaria, 2001)


Garabatos
Quisiera escribir del mar. De tus ojos. De cómo empiezan a caer las hojas en este otoño o de dónde viene el sonido de esas carcajadas.
Pero no.
Sólo puedo enlazar palabras. Mi lengua sigue enredada en otra boca. Veo pétalos, muertos, en el suelo. Que es donde estoy.
tropiezo/ caída/ dientes de leche/ sangre/ tinta/ sangre/ lágrimas/ ¿sangre?/ ya no me duele./ arañazos/ cicatrices/ me río./ me desangro. / río hasta desangrarme./ herida/ hedor/ pasado/ letras en repetición/ mi vida en repetición/ sangre/ muerte/ sangre/ sangre/ lunares/ más sangre/ ¿cadáver? / ¿entonces por qué sigo aquí?
Soy yo misma, pero parezco otra. O al revés.



Ainhoa Navarro Kühn (Las Palmas de Gran Canaria, 2001). Está estudiando bachillerato. No tiene claro a qué dedicarse en el futuro, lo que sí tiene claro es que quiere escribir, como lo viene haciendo desde hace años en su blog bajo el pseudónimo de “inmortxl”.

0 comentarios:

Publicar un comentario